Estimular la salud del suelo: debe aplicarse un abundante composta, resultado de los residuos de cosechas de marihuana previas, o bien cubriremos con mantillo de bosque el terreno de cultivo de cannabis (de ser posible negreo o muy oscuro) para que nuestro suelo no quede descubierto y que este detritus vegetal se descomponga con el transcurso de la estación. También puede usarse abonos verdes, estiércol de animales, de murciélago, guano de ave y polvos naturales de roca.
Cultivos entremezclados: es conveniente plantar diferentes variedades de marihuana intercalándolas como sea posible. Varios estudios han demostrado que los daños que causan los insectos se reducen a la mitad entremezclando cultivos de diferentes plantas de cannabis.